El acoso sexual y escolar de los profesores y de cualquier trabajador de la educación en contra de los estudiantes se castiga con el cese de la actividad laboral y es canalizado a las autoridades correspondientes para que procedan legalmente conforme lo establece la Ley.
De acuerdo a lo informado por Jorge Gastélum Sotelo, subdirector de la escuela Secundaria Estatal número 30, “Horacio Pompa Lizárraga”, en este plantel educativo la campaña de prevención de acoso escolar y sexual es permanente.
Dijo que a lo largo del ciclo escolar se integra a los adolescentes, padres de familia y docentes en pláticas para abordar estos temas pues asegura que, aunque no son frecuentes estas situaciones, pudieran presentarse, por eso se busca la manera de prevenirlas.
Jorge Gastélum señaló que en su experiencia como maestro de la Secundaria número 30, en 2013 le tocó atender una queja por acoso escolar presentada por una estudiante que, en ese momento, aludió sentirse incómoda con el trato que le daba uno de sus profesores.
“Por esa razón, se habló como la alumna, con sus padres y con el profesor para ver lo qué estaba pasando. En esa ocasión, por fortuna, todo se aclaró y se llegó al acuerdo de que se había tratado de un malentendido”, externó Gastélum Sotelo.
“Esas situaciones se dan por la misma dinámica diaria entre alumnos y profesores. Por eso se debe tener mucho cuidado en la manera de dirigirnos a ellos, los adolescentes. Los trabajadores de la educación debemos mostrar empatía, pensar en nuestros hijos porque creo que a nadie le gustaría que su hijo sufriera acoso de ninguna clase”, resaltó el subdirector.
En las charlas dirigidas a los adolescentes se destaca la importancia de no permitir que los profesores ni otras personas dentro y fuera de la escuela se burlen de ellos, los discriminen o los ridiculicen. Tampoco son normales los piropos de carácter sexual ni tocamientos físicos que hagan sentir incómodo al alumno o alumna.
De presentarse estas situaciones, se recomienda al estudiante que lo informe de inmediato al área de orientación de la institución educativa para tomar cartas en el asunto y notificarlo a la supervisión escolar, autoridad municipal y SEC, ya que de comprobarse que el profesor o profesora actuó mal, es retirado de su trabajo y de ser necesario, según lo acontecido, se procede legalmente en contra del agresor.