Desde 2014, José Daniel Romero Gámez permanece en la esquina de la avenida Carranza y calle Sexta vendiendo artículos de limpieza para el hogar y cacahuates; un trabajo que disfruta realizar por lo que no tiene día de descanso.
José Daniel Romero nació en El Dorado, Sinaloa, hace 56 años, y llegó a San Luis Río Colorado hace 10 años, luego de vivir y trabajar un tiempo en Estados Unidos, específicamente, en la ciudad de Phoenix.
Dijo que llegó a esta frontera casi por accidente, pues solo venía a legalizar un automóvil porque aquí el costo era más bajo que en otros municipios y le gustó la ciudad debido a que en ese momento era muy tranquila.
“Aquí no conocía a nadie. Como quién dice empecé de cero. Cuando llegué trabajé en varias cosas como en una planta de agua, en un taller mecánico y hasta hice burritos de guisado. Los hacía de carne con papas, de chorizo, frijol y también vendía champurrado”.
José Daniel recordó que en 2014 empezó a trabajar en una empresa maquiladora en donde armaban bocinas. Ahí laboró un par de meses ya que al poco tiempo lo liquidaron y con el dinero que obtuvo adquirió artículos de limpieza para el hogar como escobas, trapeadores y rastrillos, así como cacahuates, con la finalidad de emprender un negocio propio con el que inició el 24 de diciembre de 2014 en la avenida Carranza y calle Sexta.
“Ese día vendí muy bien. Vendí 2 carriles de cacahuates y eso me motivó a seguir, reafirmó lo que pensaba, que era un buen negocio. No gano mucho dinero, pero sí para irla pasando. No descanso ni un día, vengo a vender de lunes a domingo. Llego a las 8:30 de la mañana y me voy a las 6:00 de la tarde”.
Agregó: “Esto más que un trabajo lo veo como una distracción. Me gusta estar aquí, me relajo, veo gente y platico. Ya tengo a mis clientes, algunos son de aquí de San Luis, pero también vienen del valle y del otro lado (Estados Unidos). Con el transcurso de los años, José Daniel Romero pudo comprar una camioneta en la que transporta la mercancía. “Este carro es mi refugio, aquí me protejo del frío, del sol, del viento y de la lluvia, mientras espero que lleguen mis clientes”.
Para finalizar, el señor Romero Gámez expresó: “Espero poder seguir vendiendo aquí hasta que Dios me lo permita. Hasta que me muera”.