Tal es el caso de la señora Marisela Torres, quien acudió muy temprano al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe para poder participar de la tradición litúrgica, recibiendo con amor la cruz de ceniza, como símbolo de su preparación para recibir este tiempo de renovación y reconciliación.
“Mi fe es grande para Dios y yo siento mucho amor, sobre todo ahorita que empieza nuestra cuaresma.” dijo.
Agregó, alegre por estar en comunidad, que “el miércoles de ceniza significa mucho para mí, yo pienso que para todos los católicos también. En mi familia todos acudimos a la iglesia empezando la cuaresma, a tomar la santa ceniza y seguir el camino de los cuarenta días de Jesucristo.”
Saliendo del templo, Marisela hizo la recomendación a todos los católicos que acudan y que tengan esa fe y ese amor a Dios, compartiendo su interés en incluir a toda su familia y vivir los cuarenta días como le han inculcado. “Siempre he tratado de hacer obras buenas y quiero seguir haciéndolo. Dieta no, porque nunca la he tenido, pero también puedo lograrlo. Eso sí, siempre lo hemos hecho, que cada viernes nuestro alimento siempre es el pescado.”
Así como ella, en otra parte de la ciudad se encontraba Irma Rosalva, quien recordó que “en el Miércoles de Ceniza tenemos que amar a nuestros prójimos para que Dios nos ame a nosotros, como se dice, dar para recibir”.
Mostrando orgullosa su cruz marcada en la frente, compartió que le gusta de este tiempo que la familia es más unida, la comunidad, los vecinos, todos se unen mejor para vivir la cuaresma.
“Por lo regular, todas las personas mayores tendemos a hacer ayunos, pero no es tanto el ayuno de comida. Hay ayunos para poder ayudar. Eso es dar amor, dar una despensa, un dulce, una palabra de aliento a otra persona. Eso también es ayunar.” finalizó.