En marzo, Osiris Magallón, de oficio costurera, empezó a elaborar cubrebocas porque empezaron a tener gran demanda entre la población debido a la pandemia de Covid-19, sin imaginar que 7 meses más tarde continuaría confeccionándolos porque son, ahora, parte de la nueva normalidad.
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Osiris Magallón indicó que, desde el principio de la contingencia sanitaria en Sonora, tuvo que cerrar su negocio de venta y renta de disfraces, atendiendo la instrucción de las autoridades de salud.
Desde casa y viendo la necesidad que surgió en torno al uso obligatorio del tapabocas para mitigar la propagación del coronavirus, optó por empezar hacer estos aditamentos a manera de apoyar a la sociedad.
Sin embargo, a más de medio año de la crisis de salud, la señora Magallón no ha dejado de trabajar en la creación de cubrebocas para los cuales elige vistosas y coloridas telas, pues trata que resulten atractivos para quienes los portan, aunque también selecciona sin estampados.
“Los diseños de las telas son variados. Algunas tienen dibujos para niños, sobre todo de personajes infantiles, superhéroes y de caricaturas y para los adultos hago de flores, de animal print y otros”, dijo.
En la actualidad, el cubrebocas es para algunas personas un accesorio que debe combinar con la ropa, por eso Osiris Magallón pone a disposición de sus clientes una gran variedad de éstos a precios accesibles ya que, aunque son reutilizables, a la gente le gusta tener de todos colores y estilos.
“Los cubrebocas que hago son lavables. La tela que utilizó es pellón y popelina. Además, están forrados y eso ayuda a detener la expulsión de saliva donde pudiera ir el virus.”, resaltó.
Reconoció que lo más importante de un cubrebocas, independientemente del estampado o estilo, es que cumpla con la función que debe cumplir que es evitar la salida de secreciones como la saliva. Por eso ella a la hora de elaborarlos coloca una tela adicional que sirve del filtro.