Hace 50 años, Antonio Juárez aprendió el oficio de elaboración de miel al seguir los pasos de su abuelo con quien convivía a diario porque radicaban en un rancho de Tepechitlán, Zacatecas.
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Cuando Antonio Juárez empezó a auxiliar en la apicultura, tenía 10 años y su labor era ahuyentar con humo a las abejas para que no le picaran a su abuelo cuando extraía la miel de los paneles.
“Nunca me imaginé que me iba a dedicar por tantos años a esto de las abejas. De hecho, al principio no me gustaba mucho. Puedo decir que les tenía un poco de miedo porque me llegaron a picar”, expresó.
Antonio platicó que vivía en un rancho con sus padres quienes se dedicaban a la agricultura. Sembraban, principalmente, maíz y frijol para consumo personal y también vendían lo que cosechaban para poder solventar los gastos del hogar.
Contó que en el rancho donde pasó su niñez no había una escuela cerca. Los padres enviaban a sus hijos con una señora que enseñaba a leer y escribir.
“Yo no terminé el primer año de primaria. Pero sé leer y escribir un poco”, dijo.
A los 18 años, Antonio empezó, ahí mismo en Zacatecas, a trabajar por su cuenta. Se iba al monte a rescatar abejas y cuando cumplió 20 ya tenía sus propias cajas, lo le permitió tener un negocio propio.
A San Luis Río Colorado llegó hace casi 20 años. Vino a visitar a unos familiares y se quedó. “Me gustó tanto la ciudad que ya no me fui y desde entonces vivo aquí”, señaló.
La actividad de rescate de abejas y elaboración de miel la desempeña en el ejido Islita. Aunque no se dedica de tiempo completo a ésta, porque trabaja en Estados Unidos en determinadas épocas del año.
ABEJAS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Para Antonio, más que tener abejas para extraer la miel, lo importante es el rescate de estos insectos que son parte esencial de la sobrevivencia de la humanidad.
Se sabe que el papel que cumplen las abejas en el medio ambiente es fundamental ya que su labor de polinización es insustituible. Sin polinizadores un tercio de la alimentación desaparecería, y lo que es aún más grave, también lo haría parte del forraje que alimenta a los ganados que comemos.
Yo les tengo mucho cariño a las abejas, son muchos años los que tengo dedicado a esto, casi 50. Pero, además, les tengo mucho respetoAntonio Juárez, Apicultor
Antonio Juárez refirió que las abejas están en peligro de extinción, pues tiene información de que en varios países ha desaparecido un considerable porcentaje de éstas, debido a la deforestación, uso indiscriminado de pesticidas, pérdida de sitios de anidación y de flores, entre otras razones.
Por lo anterior, él, desde hace 50 años se dedica a rescatar este tipo de insectos, contribuyendo así, a su preservación.
Comentó que la primavera y el verano son épocas propicias para el rescate de las abejas y para el proceso de elaboración de miel que es un producto potencial antibacteriano, fuente natural de antioxidantes, endulzador primario, contiene proteínas, potencial hidratante, favorece la digestión, entre otros beneficios.
Antonio Juárez mencionó que auxilia a la Unidad Municipal de Protección Civil a retirar panales de abeja de las casas y espacios públicos, labor que realiza con el objetivo de que no maten a estos insectos.
“Cuando uno trabaja con las abejas no debe haber errores porque en un descuido te pueden matar”, externó.
“Yo les tengo mucho cariño a las abejas, son muchos años los que tengo dedicado a esto, casi 50. Pero, además, les tengo mucho respeto. Este trabajo es muy bonito porque casi no hay competencia, son pocas personas a las que les gustan las abejas”, resaltó.