Diego Armando Orozco Enríquez, empleado del Colegio de Bachilleres (Cobach) plantel San Luis Río Colorado, relató la historia de amor de “El Canelo” y “La Heidi”, dos perros que además de compartir su corazón, comparten las croquetas y se encargan de cuidar las instalaciones del edificio escolar.
El Cobach tiene un fiel vigilante celoso de su deber, un perro negro combinado con color miel llamado “Canelo” que apoya a los veladores en su labor de vigilar la escuela durante las noches.
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Diego Orozco contó que “El Canelo” tiene cuatro años como guardián del plantel educativo y asumió tan a cabalidad su función natural que hasta mantiene “a raya” a otros perros para evitar que entren a las instalaciones. No se diga de algún humano intruso que pretenda acercarse con malas intenciones porque de inmediato corre presuroso para ahuyentarlo.
Eso sí, la única que entra de su especie es “La Heidi”, su novia, una perrita rubia, más alta y mayor que él, con quien comparte, además de su romance y las croquetas que le compran sus cuidadores, las tareas como vigilante de ese centro escolar.
“El Canelo llegó al plantel con un grupo de perros que andaban alborotados, era el más noble de todos. Y llegó personal de Control Animal a llevárselos porque eran demasiados, pero el Canelito les ganó el corazón a todos y fue el único que se quedó”, comentó Orozco Enríquez, uno de sus cuidadores.
Destacó que los veladores y el personal, incluido él, “lo adoptamos como compañero de labores, ya nomás falta que se sindicalice”, dijo riéndose mientras le ponía una bolsa de croquetas al “Canelo” que dejó que “La Heidi” lo acompañara a devorar el alimento que bien se tiene ganado como guardián.
“El Canelo la hace hasta de supervisor porque protege para que no entren otros perros, él tomó la tarea de correrlos, de mantenerlos a raya, de cuidar sobre todo a los alumnos”, indicó el empleado del Cobach.
Mientras aplasta botes de aluminio que recolectó de la basura del plantel para venderlos, Diego Armando refirió que “de aquí sale para las croquetas del Canelo, pero como es menor la asistencia de estudiantes debido a las restricciones sanitarias por la pandemia, y no están abiertas las tienditas escolares, se reúne poco material para reciclar”.
COOPERAN PARA CROQUETAS
Por lo anterior, en ocasiones, los trabajadores del Cobach San Luis tienen que cooperar para comprar las croquetas del “Canelo”, pero debe ser en porción doble para que alcance para “La Heidi”, externó con un tono de optimismo mientras les servía comida a ambas mascotas.
De repente, los perritos dejaron de comer por un momento para ir corriendo a espantar a unas personas ajenas al plantel que se veían a lo lejos, ya cayendo la noche.
En la página de facebook del Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora y también en el facebook: Orientación Educativa Cobach, se difundió esta narración para que la conozca la población estudiantil y comunidad en general.
En el texto se hace hincapié que la historia de “El Canelito” y “La Heidi” es muestra de ese amor por los animales que caracteriza al Cobach y muy especialmente al plantel San Luis Río Colorado.
Una historia que refrenda los valores del respeto y el cariño hacia las mascotas que “El Canelo” y “La Heidi” se lo han ganado a pulso. A los dos canes se les ve recorrer los pasillos, las instalaciones del plantel “como Juan por su casa”.