María Concepción Leyva Barraza es de las mujeres sanluisinas que se han titulado en leyes, y que han ascendido a convertirse en doctora en Derecho, llegando el máximo nivel en esa carrera, además, ha logrado con éxito una trayectoria en el mundo de la docencia, de la cual hace poco se jubiló.
En el marco del Día Internacional del Abogado, ella es egresada de la Universidad de Sonora (Unison), ejerció la carrera de Derecho, abrió un despacho en la ciudad, pero tenía la inquietud de dar clases.
“De hecho, en ese tiempo di clases en una preparatoria local, me iba muy bien y me sentía muy bien con los muchachos; pero me gustaba también el litigio, pero esa carrera no es tan fácil como parece, porque hay días que no llegan clientes, te enfrentas a situaciones complicadas”.
Agregó que, tuvo que luchar contra la preferencia de los clientes hacia los abogados hombres ya que ellos –considera- siempre han vivido de esto.
“En ese tiempo, en 1987, éramos muy pocas las abogadas en la ciudad, nos abríamos paso como fuéramos pudiendo; esperando a un cliente, esperando a un cliente, tomé la decisión de irme a la universidad, iba esperando a que me dieran un espacio para dar clases y compaginar la labor de abogada con la de maestra”.
Expresó que fue una sorpresa que el entonces Cesues la aceptara, y de inmediato comenzó su labor de dar clases, tuvo la oportunidad de compaginar ambas profesiones.
Dijo que ella entraba a la universidad a las 7:00 de la mañana y salía a las 11:00 para atender el despacho y en la tarde regresaba a dar clases.
Pero, cuando nació su hijo, le era imposible atender todo, por lo que se decidió por las clases de la universidad, porque ésta da estabilidad y seguridad, sin pensar de qué tendría el dinero para cubrir los gastos.
La dirección
Comentó que, la mayor parte de los 29 años en que laboró en la Universidad Estatal de Sonora (UES) fue dedicado a la docencia, pero también ocupó puestos administrativos.
“Lo que más me gustaba era dar clases, me gustaba estar en contacto directo con los muchachos, nunca luché por tener un puesto administrativo y luego otro”.
Dijo que la dirección se la ofrecieron por su nivel de estudios y su trayectoria dentro de la institución, y la aceptó, porque era el puesto máximo dentro de la universidad, e iba a ser una experiencia bonita.
“Fue un trabajo muy demandante, muy estresante, algo muy diferente a los que uno está acostumbrado como docente; tuve que luchar contra varios asuntos, como decisiones de dinero, no las tomas tú, hay alguien por encima, en este caso, un rector”.
Mencionó que su salida se dio por cuestiones políticas, ya que, al cabo de dos años, le pidieron el puesto; pero, solicitó regresar a dar clases, que era su pasión.
El regreso al litigio
Una vez que alcanzó la jubilación, decidió que era momento de retornar al litigio, y regresó, pero no ha sido fácil, ya que se ha integrado poco a poco.
Comentó que ya está en busca de un espacio para atender a los clientes y ejercer la carrera que estudió originalmente.
Concepción Leyva es de las pocas abogadas en esta frontera que ha logrado ascender profesionalmente dentro de la carrera de Derecho, siendo que ya cuenta con Maestría y Doctorado, los cuales comenzó a estudiarlos.
“La UES me facilitó las cosas para poder estudiar; cuando empecé la Maestría, sí es un cambio drástico porque volví a ser estudiante, ahí no estás para decidir lo que quieras, fue pesado”.
Una vez que terminó la maestría, se siguió con el doctorado y éste fue más fácil, debido a que ya traía el ritmo del estudio.