Para Antonio Garza, el dátil pasó de ser un pasatiempo a ser parte de su vida y lo convirtió en su sustento, con 17 años de experiencia en el manejo del fruto, disfruta su etapa de pequeño productor y hasta ahora, no aspira a ser uno de los grandes productores de San Luis, ya que, como se encuentra, está bien.
“La verdad, mis respetos para todos los grandes productores, aquí los hay y muchos, pero yo estoy bien con mi pequeña producción, de la cual puedo sacar de dos y media a tres toneladas por año, y es suficiente para mí”.
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Agregó que cuenta con alrededor de 200 palmeras datileras, en un rancho en el ejido Las Adelitas, donde todos los días cuida su producción.
“Yo comencé con este proyecto desde el 2005, ya son 17 años fue con 20 ‘hijuelos’ y poco a poco fui creciendo; lo que hago con el fruto, es que le doy un toque artesanal y eso me distingue de los demás, trato de darle mi toque personal”.
Agregó que el dátil se da en todos lados, solo que no utiliza químicos ni maquinaria especial para producirlos y cosecharlos, lo único que usa es el sistema de riego por goteo y ya, además de los cuidados que requieren plantas de esta especie.
Indicó que cuenta con 180 palmas en su haber, y cada una de ellas 40 a 50 kilos, o hasta más; pero con lo realizado hasta la fecha, se da por satisfecho.
Expresó que el dátil lo conserva, luego de pizcarlo y empaquetarlos, de hecho, ya tiene vendidos alrededor de 200 a 300 kilos, lo curioso es que todo el año, tiene disponible el fruto para la persona que lo desee.
“Hay gente que quiere dátil, y no encuentra, o no sabe dónde ir a comprarlo; mucha gente de San Luis, cuando viajan, me piden una o dos cajas para llevar, es a sitios donde no es muy común el fruto”.
La capital del dátil
Dijo que San Luis está identificado como productor nacional del dátil, y eso es bueno, aunque hay otros municipios como Caborca y Puerto Peñasco que también hay el producto, pero todos refieren a esta ciudad como “la capital del dátil”, que es un término que no es nuevo ni reciente, pero se adoptó y de esa forma lo promueven.
Mencionó que no está muy involucrado con los grandes productores del fruto, sin embargo, no está interesado en exportar su cosecha.
“Si a mí me piden una o dos cajas para llevarlas a Phoenix o Tucson, no hay problema; pero no me llama la atención el exportarlo, mi meta es venderlo en el mercado local y regional, si se puede, nacional”.
Dijo estar conforme como se ha manejado, pero no se limite a ello, pero hay que pensar lo que tiene y la forma de aprovecharlo.
“Quizás mi producción llegue a las tres toneladas, esto es para mi mercado, y es más que suficiente para mí”.
Curiosidades
Entre algunas curiosidades que le han ocurrido, ejidatarios de Las Adelitas visitaron su rancho y se maravillaron de lo conseguido a la fecha, y ellos lo pusieron de ejemplo para el resto de los habitantes del poblado.
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En otra ocasión, hubo la petición de hacer un tour por el rancho, resultó ser un agrónomo de Ensenada, quien quedó asombrado por lo que vio, al grado, que le recomendó el uso de un fertilizante orgánico que le obsequió, además, la esposa de éste era de nacionalidad colombiana y quedó maravillada con el sabor de la fruta.