La organización campesinos sin fronteras lanzó una campaña en favor de la protección a las mujeres de la violencia doméstica, debido a los serios problemas que provoca ésta en las víctimas.
Una de las integrantes de dicha organización María Figueroa, informó que estar en una situación de violencia no es normal, y se puede encontrar solución al mismo.
“Esta situación la enfrentan en su mayoría mujeres, pero también hay hombres que la padecen, por eso es fundamental el atender las causas y que las víctimas sepan que no están solas, que se les puede apoyar”.
Agregó que, en la organización van a apoyar a quienes sean víctimas de esta situación además habrá orientación para ellas, ya sea legal y médica.
Cabe señalar que, hace unos días, se llevó a cabo una marcha en San Luis, Arizona, para concientizar a la gente acerca de este problema que se presenta en todos los estados.
Según una encuesta realizada por el National Intimate Partner and Sexual Violence Survey (NISVS), más de 10 millones de adultos sufren violencia doméstica anualmente, en Estados Unidos.
También, una de cada cuatro mujeres y uno de cada diez hombres sufren violencia sexual, violencia física y/o acoso por parte de una pareja íntima a lo largo de su vida, con repercusiones negativas como preocupación por su seguridad, temor a sufrir lesiones o necesidad de servicios para las víctimas.
Cualquiera puede ser víctima de violencia doméstica con independencia de su sexo o identidad de género, raza, etnia, religión, edad, orientación sexual, clase, educación, capacidad, situación legal, etcétera.
No existe un conjunto universal de rasgos característicos o de personalidad que compartan los afectados por la violencia doméstica.
Del mismo modo, cualquier persona puede ser la causante del daño en la relación íntima o familiar, independientemente de su sexo o identidad de género, raza, etnia, religión, edad, orientación sexual, clase, educación, capacidad, situación legal, etc.
Las personas que causan daños pueden diferir en los patrones de abuso y en los niveles de peligrosidad, pero comparten la creencia de que no son iguales a sus parejas y a otras personas a las que están dañando.