Aunque son mayoría las situaciones de crisis derivadas del efecto que ha tenido la pandemia de Covid-19 en el país, sobre todo en los aspectos sociales, económicos y de salud, uno de los pocos beneficios ha sido la ausencia del aspecto humano en procesos migratorios y biológicos de especies animales, como lo son el ave rojizo playero del Pacífico y el pez pejerrey.
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Lo anterior, según información proporcionada por Martha Judith Román, coordinadora de la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora, quien además explicó que el fenómeno de migración de la mencionada ave se comenzó a observar en el Alto Golfo hace poco más de una década, situación que ha sido objeto de estudio de organizaciones ambientalistas y científicas, como la Universidad Autónoma de Baja California de La Paz, Baja California Sur, así como de Pronatura Noroeste A. C..
De dicho evento natural, Román asentó que de lo poco que se conoce del rojizo playero es que se ha empezado a estudiar en sitios como Guerrero Negro, o en la laguna de San Ignacio, en Mulegé, donde se ha visto. No obstante, su presencia en el Golfo de Santa Clara comenzó a llamar la atención, determinándose a través de estudios y constantes monitoreos que esta especie buscaba alimentarse de los huevecillos del pejerrey (Leuresthes sardina), que es una especie marina pariente de las sardinas que mide entre 11 y 15 centímetros, con cuerpo traslúcido y franja plateada, que abunda en la costa del poblado pesquero.
“Gracias al monitoreo de la Reserva de la biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, se supo que el playero pasaba parte de su migración aquí. Se empezó a investigar y se halló que la relación más fuerte era precisamente con el pejerrey y su desove, (…) ya que al descansar aquí se alimentaban de esos huevecillos, los cuales tienen un alto contenido proteínico y grasas que le ayudan al ave completar su ciclo migratorio hacia el norte, o viceversa, hacia el sur, cuando viene de vuelta”.
FRUSTRA EL HOMBRE DESOVE DE PEJERREY
Respecto al fenómeno natural del desove del pejerrey en el Golfo de Santa Clara, la entrevistada dio a conocer que los primeros registros están fechados desde la década de los 70´s, y que se ha sabido que, dada a la nula presencia de turistas en la playa local, no habrá perturbación de ningún tipo.
“El Alto Golfo es un sitio catalogado como de importancia hemisférica para aves playeras. Lo visitan al año alrededor de 160 mil de aves de distintas especies, incluido el rojizo playero (…) hacen parada para comer y descansar ahí para luego continuar; curiosamente, el desove del pejerrey se sincroniza con su migración en primavera”, dijo Román, agregando que este será un año muy bueno para ambas especies, pues no habrá quien ahuyente al ave ni quien detenga la reproducción del pejerrey.
30% de la población del ave rojizo playero completa su ciclo migratorio visitando el Golfo de Santa Clara para alimentarse
Dicha especie se considera en probable peligro de extensión dado a su bajo número de población; al menos una cuarta parte del año, visitan el Golfo de Santa Clara unas 10 mil rojizos playeros