La práctica del tejido con estambre permite a Angie Rodríguez Tafoya mantener una buena salud mental, ya que esta práctica la cual realiza desde hace 10 años le ayuda a reducir niveles de estrés y le permite mantener una adecuada salud mental.

Angie Rodríguez aprendió a tejer en su adolescencia, cuando tenía 16 años. Contó que creció rodeada de mujeres dedicadas a tejer como su abuela, su mamá, tías y primas de quienes adquirió el gusto por esta actividad.

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“Mi familia es de Michoacán y Guanajuato y todas las mujeres de mi familia siempre han tejido. Yo aprendí de ellas, viéndolas, pero también he aprendido nuevas técnicas viendo videos en internet y compartiendo en grupos de redes sociales con gente de Argentina, Perú, España y de otros lugares”.

Los primeros artículos que Angie tejió para ofrecerlos en venta fueron zapatitos y ropa para bebés, además de bufandas y guantes de diferentes tamaños, con los cuales se empezó a dar a conocer como vendedora de productos tejidos.

Hace 6 años, aprendió a confeccionar “amigurumis” (monitos tejidos), sin usar un patrón como muchas personas lo hacen, pues ella prefiere diseñar sus propias guías para obtener mejores resultados ya que las figuras las hace personalizadas.

Angie Rodríguez dedica su tiempo libre por la tarde-noche para tejer porque en las mañanas trabaja en una veterinaria. “Me gusta y disfruto mucho tejer. Me sirve de terapia, me ayuda a desestresarme”.

Externó que tiene contemplado impartir clases de tejido, sobre todo, para personas que sufren ansiedad y otros problemas psicológicos, tomando en cuenta que esta actividad los puede ayudar a recuperar su salud mental.

Origen de los amigurumis

Sobre los amigurumis cabe destacar que esta palabra es un acrónimo en japonés, compuesto de: ami, "tejido", y nuigurumi, "muñeco de peluche". Ésta es una tendencia o moda japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo. Los amigurumis tienen forma principalmente de animales como osos, conejos, gatos o perros, pero también adquieren otras formas como comidas, plantas e incluso accesorios como bolsos, bisutería, llaveros y otros.

Angie Rodríguez teje amigurumis al gusto del cliente, recreando a un ser querido que falleció y a personas vivas.

Dijo que los amigurumis tienen especial demanda entre los padres y madres de familia que mandan hacer figuritas basadas en la imagen de sus hijos para obsequiar en fechas especiales como cumpleaños, día del niño, navidad y otras.

“Se dice que el amigurumi es el amigo de los niños y que guarda sus secretos. Por eso muchos papás los mandan hacer para dárselos a sus hijos”.

Al momento en que Angie entrega un “amigurumi” a sus clientes, les da instrucciones de uso para que puedan cuidarlo correctamente y así les dure en buen estado muchos años.

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Dependiendo del tamaño del objeto tejido, es el tiempo que ella dedica a elaborarlo, por ejemplo, uno de entre 30 y 40 centímetros, que es la medida más común, lo teje en alrededor de 2 horas. Mientras que las figuras de menor tamaño, como los llaveros que miden 10 centímetros requiere de más horas de trabajo porque es más difícil tejer en pequeño.

Las personas interesadas en conocer más acerca del trabajo de Angie Rodríguez pueden contactarla a través del Facebook: Crochet ternuras.