El constante aumento de los productos de la canasta básica y en general de todos los que se necesitan para el hogar, incluyendo los artículos de limpieza y de higiene personal, afecta a las familias de escasos recursos económicos, ya que debido a esta situación han tenido que modificar su dieta consumiendo alimentos no tan saludables.
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El encarecimiento de los productos, aunado a los salarios bajos y a la falta de un empleo fijo, contribuye a que algunas personas tengan dificultades para solventar los gastos primordiales del hogar, sobre todo, para surtir la despensa semanal, especialmente, quienes, por falta de electricidad, deben hacer las compras a diario en la “tiendita de la esquina” donde los precios son, en la mayoría de las ocasiones, más altos que en los supermercados.
En un recorrido por la colonia Topahue, específicamente, por el sector a donde no llega el servicio de energía eléctrica, ubicado al sur de la ciudad, se pudo conocer que las familias adquieren los alimentos a diario para que no se les “echen a perder” y eso eleva el monto que deben destinar para comer.
Destacaron que, ante la falta de electricidad, deben conservar los alimentos en una hielera e indicaron que el gasto que se genera de la compra de hielo también es elevado, tomando en cuenta que algunos adquieren varias barras durante el día lo que implica un desembolso de hasta 75 pesos.
La cantidad de dinero que cada familia gasta a la hora de acudir al supermercado o tienda de abarrotes más cercana, oscila entre los 200 y los 800 pesos diarios, dependiendo del número de integrantes.
Las personas entrevistadas coincidieron al señalar que, debido al alza de los precios en los supermercados, han reducido la cantidad de “mandado” que adquieren, dejando a un lado la compra de frutas, verduras, carnes, pollo, huevos y leche, entre otros que son considerados “un lujo” que, por ahora, no pueden darse.
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En este sentido, María Angélica Macías Meza, dijo que desde hace 12 años vive en esta zona de la mancha urbana en donde no hay “luz”, lo que ha sido muy difícil para ella y su familia. Sin embargo, externó: “no nos queda de otra. Por lo menos tenemos nuestra casa. Las rentas son muy caras”.
María Angélica es ama de casa, su esposo, de oficio mecánico, es quien trabaja para cubrir los gastos del hogar y sacar adelante a sus 7 hijos, de ellos el mayor tiene 18 años y la menor 2 años.
“La comida la compro diario. Yo calculo que gastamos entre 500 y 600 pesos diarios o depende del dinero que gane mi esposo a la semana. Hay semanas en que casi no hay trabajo en el taller y es ahí cuando nos la vemos negras. Comemos solo lo que nos alcanza. Hay veces que ni para el agua de garrafón tenemos y pues tomamos de la llave”, resaltó.
“Ya tenemos tiempo que no compramos carnes, ni pollo, tampoco frutas ni verduras. Esos son lujos. Cuando voy a la tienda solo compro soya, arroz, aceite y, a veces, huevos. Ya ni frijol porque está bien caro”.
Por su parte, Tomás Gómez, jornalero agrícola, comentó que de los 250 pesos que obtiene de salario por día, 200 los destina para la compra de comida y artículos de limpieza y de higiene personal.
Con el incremento de la canasta básica y de los productos en general, Tomás manifestó: “Compro lo que puedo. Arroz y frijoles es lo que más como, con tortillas de maíz y soda”.
En tanto que, Rosa Isela Esqueda, quien se dedica a juntar materiales de reciclaje en el relleno sanitario, indicó que, generalmente, gasta 500 pesos por día en productos para preparar comida, entre los que enlistó pollo, carne, papas, arroz, frijol, aceite, huevos, winis, frutas, verduras y leche. Aunque eso depende, puntualizó, del dinero que obtenga vendiendo el cartón, plástico, aluminio y cobre que recolecta.