En la década de 1930 empezaron a abrir sus puertas los primeros negocios de venta de comida preparada de San Luis Río Colorado, uno de éstos fue propiedad de Jorge Badillo, llamado “Restaurante Oasis”.
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Aunque los primeros comercios de esta ciudad fueron tiendas de abarrotes que surgieron en 1917 con la llegada de un contingente militar que se estableció en lo que fue el Rancho San Luis (ahora San Luis Río Colorado), hasta finales de 1930 se instaló el primer restaurante ubicado donde hoy es la avenida Obregón y la calle Primera.
Así lo cuenta el escritor Ramón Noriega Rascón en su libro “Historias y narraciones del viejo San Luis Río Colorado. Un puente a nuestro pasado”, tomando como referencia información de libros de Hermes Flores Navarro y de Pablo Cuén Angulo.
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LOS PRINCIPALES CLIENTES
El “Restaurante Oasis” atendió a la clientela cuando esta ciudad todavía no aparecía en los mapas porque era un pequeño poblado perdido en el desierto y contaba, en ese tiempo, con aproximadamente 950 habitantes.
Ramón Noriega resalta que, al parecer, el establecimiento comercial de Badillo era el único que podía ser considerado restaurante, pues fue el primer negocio que ofrecía venta de alimentos preparados y bebidas.
Los principales clientes eran personas que iban de paso ya sea porque venían o se dirigían al interior de la República Mexicana, arriesgando su vida en una ruta incierta que solo los más audaces se atrevían a cruzar, destaca el escritor.
También en los treinta se estableció una fonda propiedad de Ignacia Broswell, mejor conocida como doña Nachita, a donde llegaban, por lo general, gente que iba de paso y trabajadores abandonados en el desierto.
Por último, Ramón Noriega señala que en los cuarenta se abrió la primera tortillería de San Luis que atendía en el callejón Obregón y Carretera del Valle y a pocos metros estaba la tienda “Las Palmitas”, en la avenida Obregón y calle Cuauhtémoc, que estuvo en funciones hasta mediados de 1980.
Respecto al giro de venta de comida preparada y bebidas, el “Restaurante Oasis” fue el primero en brindar este servicio a los residentes locales y foráneos
También en los treinta se estableció una fonda propiedad de Ignacia Broswell, a donde llegaba, por lo general, gente que iba o venía de paso del interior del país.