Una gran lección recibió la militancia del Partido de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con las contiendas ganadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Hidalgo, en las que quedó demostrado que los conflictos internos en la mayor fuerza política actualmente, se debilita con la desunión de sus integrantes.
Tal cual lo expresó el crítico catedrático y columnista político, Gildardo Linarez Placencia, al destacar que localmente, el fenómeno ocurrido en la entidad en mención, se podría ver reflejado al no ver en Morena a una figura que lidere el órgano político.
“En San Luis, a Morena le urge una “operación cicatriz”, es decir que cicatricen las heridas del pasado y que en común se guíen por un buen liderazgo local”, expresó.
“No hay como tal una persona que lidere el partido, y así siempre ha sido la izquierda, es más de grupos internos conflictuados entre ellos, además falta que den solución a los problemas que se ve que aún existen”, agregó.
Antes de finalizar mencionó que como en cualquier grupo, si hay enemistades al interior, se proyecta al exterior, pero, sobre todo, esto contamina el resultado final, que es colocar a sus mejores cuadros en los órdenes de gobierno.
Aunque en la reciente visita del presidente estatal del Morena a la ciudad, Jacobo Mendoza Ruiz, éste habló de una unión y rencillas que habrían quedado atrás, hay cierto grupo en el mismo partido que aún no ha mostrado el efecto de una reconciliación, mismos que en las pasadas campañas electorales se mostraron juntos.