Sueño en otro idioma, el tercer largometraje de ficción que realiza Ernesto Contreras, una historia que tomando como excusa el estudio de las lenguas indígenas trata de desentrañar las relaciones humanas a través del amor, la amistad y la aceptación de nuestras raíces y la elección sexual.
La cinta presenta a Martín, un lingüista que en su intento de estudiar el zikril, una lengua a punto de extinción reúne a sus dos últimos hablantes: un par de viejos amigos que durante 50 años han estado peleados. En su búsqueda por mantenerla viva, el joven no sólo descubre un secreto de ambos, sino que también revela la magia y la carga histórica que las lenguas nativas poseen.
“Son temas de los que poco se habla: la importancia de las lenguas, de la identidad y nuestra cultura. Antes de esta experiencia no habíapensado en lo que significan, de su relevancia. Pero ahora quisiera que la película despierte algo en el público, curiosidad o el simple hecho de decir ‘no son sólo palabras, las lenguas son una visión del mundo y somos nosotros’”, explica el realizador.
En la preparación de esta cinta que hace un año ganó el Premio del Público en el Festival de Sundance, Ernesto pudo descubrir los factores por los que una lengua indígena puede desaparecer. “Puede ser por la migración, por presión social, discriminación, presión religiosa…Todo eso de alguna forma nos guió para construir el cuento y ayudar a entender todos estos diferentes aspectos”.
El estreno de esta historia escrita por su hermano, Carlos Contreras, coincide con un momento político y social donde el tema de los orígenes raciales se discute en todo el mundo, pero de particular en México. Y aunque la cinta no fue concebida precisamente de esta forma, el director destaca la pertinencia de la discusión.
“La premiación en Sundance se dio cuando Estados Unidos vetó a países musulmanes y mucha gente quedó detenida en los aeropuertos. Esa ceremonia se volvió muy política y yo era el único mexicano ahí. Por eso hablé de cómo el cine ayuda a manejar estos temas, retratar quiénes somos, cómo evolucionamos y cómo podemos usar la imaginación para jugar y crear en vez de ocuparla para construir muros”, recuerda el cineasta.
“Yo pensaba en ese momento: ‘¿Quién nos dice que no tenemos derecho a soñar en otro idioma?’. Creo que todo lo que vino después con los dreamers, la crisis en Estados Unidos y demás, me hizo mucho eco con lo que contábamos aquí. Es una coincidencia de hace un año, pero que hoy es mucho más vigente”.
Más allá del debate, Ernesto Contreras describe su cinta como “una historia sobre la identidad, sobre la aceptación del otro y de uno mismo; así como de la forma en que se dan esas relaciones y la manera en la que nos relacionamos”, por lo que espera que el público tenga la oportunidad de descubrir todos estos temas.