Peggy es una perrita pitbull de un año de edad, que a pesar de la fama que tienen los perros de esa raza es muy cariñosa, educada y obedientes.
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Un día, Peggy y su dueña Juliette salieron a dar una caminata como normalmente lo hacen y de pronto la perrita encontró una urraca tirada en el piso, estaba herida.
Peggy, a pesar de temerles fuertemente a estas aves parecía estar muy preocupada por esta urraca en particular que luchaba por su vida.
Juliette y su esposo no tenían ni idea de qué hacer con el ave, vieron a lo posibles padres del ave en lo alto de un árbol pero no bajaban por ella, esperaron un largo rato y nada pasó.
Así que decidieron llevarlo a casa y tratar de darle los cuidados necesarios, así que se asesoraron con una especialista en vida silvestre, esperando así que el ave recuperara la salud.
Al llegar a su hogar, la urraca durmió 24 horas seguidas y Juliette pensó que no sobreviviría, pero con sus atenciones pronto iba viendo mejoras.
Pasó una semana y el ave estaba totalmente recuperada, parecía otra, nada comparado con el triste animalito que días atrás habían llevado a su hogar.
La urraca estaba sana y fuerte, así que tomaron la decisión de dejarla volar libre, con los de su especie.
Pero, a pesar de abrir diariamente puertas y ventanas de par en par, la urraca no se fue, parecía estar muy cómoda con ellos.
Ahora, a pesar de que gracias a Juliette y su esposo sabe buscar su propio alimento, no se comporta como una urraca normal, ya que ha convivido tanto con Peggy que parece creer que es un perro también.
Corretean juntas por todas partes, se volvieron tan amigas que incluso se comunican y parecen entenderse.
Al notar esto (y que el ave no quiere irse) decidieron que sería un miembro más de la familia y la llamarían Molly.
Molly y Peggy tienen un lazo tan especial, están muy obsesionadas una con la otra, tanto así que la perrita comenzó a producir leche pues cree que la urraca es un cachorro.
La familia está tan asombrada y enternecida por esta relación inusual, y afortunadamente Molly no muestra interés de marcharse por ahora, lo que les alegra.
Peggy y Molly están juntas desde el momento que despiertan hasta que es hora de dormir, esperando que sea de día nuevamente para vivir nuevas aventuras juntas.