A este abuelito nunca fue un gran fan de los perritos, pero un día entró por la puerta una bola de pelos con collar rosa llamada Coco, le robó inmediatamente el corazón y se creó una conexión entre los dos que los volvió inseparables.
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Pasaban los días en casa juntos viendo televisión, riendo e incluso tomando largas siestas en su sillón favorito.
Pero nada dura para siempre y su comodo sillon necesitaba reemplazarse, además él y su esposa iban a mudarse pronto por lo que era necesario encontrar uno nuevo lo más pronto posible.
Pero esto no sería fácil, pues había una lista de requisitos que el nuevo "inquilino" debía cumplir.
Primero que nada, debía ser grande para que el abuelito y Coco estuvieran muy cómodos, también debía ser pachonsito para dormir las siestas.
Y como es bien sabido que si quieres que las cosas se hagan bien, debe hacerlas uno mismo el abuelito y su peludita amiga se dirigieron a las mueblerías de la ciudad en busca del sillón perfecto.
Con temor de que no dejaran entrar a Coco a los establecimientos, los amigos preguntaban antes de ingresar y afortunadamente en todos los lugares que visitaron la recibieron amablemente.
Después de horas de búsqueda, al fin encontraron el sillón perfecto para ellos, este contaba con reposapies electrico y cumplía con los demás requisitos.
De esta manera concluia la ardua búsqueda de Coco y el abuelito, quien estaba muy feliz por su nueva adquisición y de que Coco haya contribuido a la magnifica elección donde seguiran pasando el tiempo juntos, viendo televisión y durmiendo.