Como algo que ha trascendido a nivel nacional, la historia del hallazgo de Víctor Hugo, quien fue buscado por su madre durante seis dolorosos meses, es una muestra del sentir de cientos de familias cuyos seres queridos han sido desaparecidos.
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Entre lágrimas, sus compañeras del colectivo Buscadoras por la Paz, integrado por mujeres que han sufrido la desaparición de sus seres queridos, compartieron el hecho ocurrido en la colonia San Bosco, de Hermosillo, en donde se aprecia a Enedina sufriendo después de haber reconocido uno de los tenis que pertenecían a su descendiente, justo al lado de lo que parecían ser huesos de una pierna.
“Nadie los busca. Si no los buscamos nosotros, quién lo hace?” pronuncia una de las integrantes en un video en vivo publicado el 14 de septiembre, cuando se suscitó dicho evento.
La tumba, un pasillo al exterior de una casa abandonada, sitio en el que la agrupación emprendió una brigada y realizó excavaciones hasta dar con la osamenta que, sin temor a equivocarse, Enedina dijo que se trataba de su hijo, aquel hombre de 35 años que fue visto por última vez el 1 de abril del presente, después de que saliera con su hermano menor a reparar un celular y encontrarse con un grupo de personas con quienes se fue, para ya no regresar.
Entre basura, miembros de la agrupación trabajaron constantemente hasta dar con la osamenta, para luego esperar a personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado para realizar labores de extracción, los cuales derivarán en la plena identificación del ahora fallecido y reiterar que se trate de Víctor Hugo.