El invierno trae consigo no solo frío, sino también un aumento en la incidencia de ciertas enfermedades.
Mantenerse informado sobre las afecciones más comunes durante esta temporada puede ayudarte a proteger tu salud y la de tu familia.
Recuerda, adoptar hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular, abrigarse adecuadamente y mantener la higiene personal son fundamentales para reducir el riesgo de contraer estas enfermedades durante la temporada invernal.
A continuación te presentamos un breve listado con algunas de las enfermedades más comunes que se presentan durante la temporada invernal.
Resfriado Común
El resfriado es una de las dolencias más frecuentes en invierno. Suele manifestarse con congestión nasal, tos, estornudos y malestar general. La prevención mediante el lavado frecuente de manos y evitar el contacto cercano con personas enfermas es clave.
Gripe (Influenza)
La gripe es más grave que un resfriado común y puede causar complicaciones serias. Se propaga rápidamente a través de gotículas en el aire y los síntomas incluyen fiebre alta, dolores musculares, fatiga y tos intensa. La vacunación anual es una medida preventiva esencial.
Bronquitis
Caracterizada por la inflamación de los bronquios, la bronquitis puede ser aguda o crónica. En invierno, la versión aguda es más común y se presenta con tos persistente, producción de esputo y dificultad para respirar. Evitar la exposición al humo y mantenerse abrigado pueden ayudar a prevenirla.
Norovirus y Gastroenteritis
Aunque no es exclusivo del invierno, el norovirus, causante de gastroenteritis, es más prevalente en esta época. Provoca vómitos, diarrea y malestar estomacal. La higiene rigurosa y la limpieza adecuada pueden reducir su propagación.
Neumonía
Una infección pulmonar grave que puede ser provocada por bacterias, virus u hongos. Los síntomas incluyen fiebre alta, tos con flema y dificultad para respirar. La vacunación, el lavado de manos y evitar el contacto con personas enfermas son medidas preventivas clave.
Infecciones de Oído
Más comunes en niños, estas infecciones pueden causar dolor, fiebre y problemas de audición. Evitar cambios bruscos de temperatura y mantener los oídos secos ayuda a prevenirlas.