Siempre que se tiene alguna situación personal o de trabajo, en la que debamos cumplir ciertas actividades o ciertas, existen tres tipos de personas, la primera es aquella que cumple, cabalmente, con todas sus obligaciones y tareas conforme a los tiempos establecidos, están las desobligadas que sencillamente no atienden las tareas, y finalmente están aquellas que sí cumplen con las tareas y obligaciones, sin embargo, lo hacen de forma apresurada, con el tiempo encima y sin darse el tiempo necesario de revisar si lo que hizo estuvo bien y no, debido a que se distraen en su teléfono o en alguna otra actividad que sea de mucho más gusto.
Con el tercer concepto puede que muchas personas se sientan identificadas, sin embargo, no se está descubriendo el “hilo negro” de la vida, si no que esta acción de retrasar las cosas a ultimo momento y hacerlas apresuradamente o dejarlas en el abandono, es mucho mas común de lo que se pueda imaginar, incluso se podría decir que es parte de la naturaleza humana.
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La procrastinación, es en concepto, el hábito de aplazar determinadas actividades y hacer en su lugar otras más agradables. En otras palabras, procrastinar es “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”. Y si bien es un problema pues nos aleja de los objetivos principales y termina alentando los procesos para las tareas más complejas o que menos nos gustan, cuando al final de cuentas, se deben de realizar.
Entonces, ¿Qué se puede hacer para dejar de procrastinar?
1.-Establecer objetivos
Siempre que se tiene un objetivo claro y realista sobre las metas y propósitos que se quieren alcanzar, será mucho más sencillo trabajar en ellos para conseguirlos, si nos planteamos metas muy fantasiosas, de difícil alcance y a muy largo plazo, lo único que haremos será alargar el tiempo en que se trabaje y fomentar inconscientemente el retraso de nuestras actividades.
2.- Organiza tu día
Siempre que se tengan bien organizados los tiempos de las personas, poca oportunidad habrá para tomar distracciones o abandonar las actividades principales del día. Mientras más tiempo tengas cubierto con alguna actividad, siempre te mantendrás ocupado y sin darse cuenta tu propósito será alcanzado y las tareas culminadas.
3.- Divide el trabajo
Un error muy grande que se comete a la hora de realizar actividades o trabajo, es el “querer hacer todo de golpe”, pues, si en medio se encuentra alguna tarea compleja que necesite cierto detenimiento, cabe la posibilidad de que entre un sentimiento de desesperación o frustración al realizarse y por ende, se termine abandonando el proceso en pro de alguna distracción o actividad poco productiva.
En estos casos es recomendable dividir las grandes tareas en tareas pequeñas que ayuden a completar los procesos poco a poco, al igual que las tareas difíciles, dividirlas en tareas más sencillas o en pasos para darnos la oportunidad de verificar si se cometió algún error o todo va según lo planeado.
4.- Identifica y elimina tus distracciones
Como persona cada quién debe conocer los elementos que nos distraen de nuestras actividades o nos hacen perder el tiempo, en este caso debemos tener claro qué es lo que nos distrae, y alejarnos de nosotros y de nuestro espacio de trabajo, esto con el fin de que no sea tan sencillo acceder a las cosas que nos distraen, y nos podamos enfocar mejor en nuestro trabajo.
5.- Delimita tu espacio de trabajo
Una parte fundamental a la hora de realizar cualquier actividad es el contar con un espacio adecuado para hacerlo, no deben de ser forzosamente uno lleno de lujos, o un con comodidades en demasía, si no que debe ser un espacio apto y útil para realizar el trabajo, que nos permita sentirnos cómodos y seguros, a la vez que enfocados y centrados en lo que se está haciendo.