Álvaro Obregón es una figura histórica fundamental en la Revolución Mexicana y en la política de México a principios del siglo XX. Su legado como militar y político es ampliamente conocido, pero existen algunos aspectos menos conocidos de su vida que son igualmente fascinantes.
Dada la trascendencia de la vida y obra de Obregón durante la historia de México, es normal que algunos de los muchos detalles en los que intervino el general Obregón, pasen desapercibidos ante sus hazañas más laureadas, como su labor en la revolución mexicana, por citar un ejemplo.
A continuación, te presentamos algunos detalles curiosos y algo desconocidos sobre la vida y leyenda del general Álvaro Obregón Salido.
Orígenes humildes
Aunque se convirtió en una figura destacada, Obregón provenía de un origen humilde. Nació en una familia de clase trabajadora en Sonora, y trabajó como peón agrícola y albañil antes de unirse a la Revolución Mexicana.
Autodidacta
Obregón tenía una educación limitada y era en gran medida autodidacta. A pesar de su falta de formación formal, desarrolló habilidades de liderazgo y estrategia militar que lo llevaron a convertirse en uno de los generales más respetados de la Revolución Mexicana.
Perdió una mano en batalla
Una de las historias más interesantes de Obregón fue aquella que involucró la pérdida de su mano derecha durante una batalla en la cercanías de Celaya, en Guanajuato. El general Obregón fue alcanzado por una granada, y debido a las heridas perdió la mitad del brazo. Tras este suceso, Obregón pasó a ser conocido como “El Manco de Celaya”.
¿Y qué pasó con la mano de Obregón?
Algo curioso y a la vez extraño es el conocer el viaje que tuvo la extremidad perdida por Obregón, pues, por más loco que suene, el doctor que amputó la mano derecha al general la conservó en formol, pasando a ser exhibida en museos durante años, hasta que en 1989 fue entregada a familiares de Obregón, para finalmente acabar incinerada.
El último presidente reelecto en la historia de México
Algo que mucha gente ha olvidado con el paso del tiempo, es que, al momento de morir, Obregón era el presidente electo de México, pues había ganado la elección de 1928 para un segundo mandato hasta 1934. La reelección de Obregón no cayó muy bien dentro de la política mexicana, aún y cuando Obregón seguía siendo un personaje popular entre la gente.
Las últimas palabras de Obregón
Un detalle curioso y trágico a la vez, fueron las últimas palabras que dijo Obregón antes de ser ultimado a balazos por José de León Toral. El entonces presidente electo se encontraba en un banquete en el Parque de la Bombilla en la Ciudad de México, cuando De León Toral se le acercó a entregarle un dibujo que le había hecho, Obregón le sonrío a quién sería su verdugo y posteriormente llamó al mesero diciéndole “Más totopos”, para posteriormente ser acribillado por José de León Toral, muriendo casi en el acto.