Elden Ring (ER) ha sido una de las máquinas de hype más grandes en el mundo de los videojuegos por los últimos años, desde su anunció en 2019 y con la promesa de un “Souls” en mundo abierto, los fans de From Software esperaron con ansias que el lanzamiento del nuevo título de Hidetaka Miyazaki revolucionara la industria y ahora, ya con el juego en nuestras manos, es momento de preguntarnos si lo ha logrado.
Antes que nada, ER es un tremendo “Souls”, con todo lo que eso representa. Es el juego más grande en la historia de From, con un mapa increíblemente extenso pero manteniendo el encanto de su diseño de enemigos y la tremenda habilidad del estudio para diseñar calabozos y cuevas llenas de secretos.
Toma como base el gameplay, assets y animaciones de Dark Souls III pero le agrega la mecánica del traversal y combate a caballo para atravesar el mapa mientras exploras con el típico poco sentido de dirección este mundo abierto y descubres poco a poco el escaso y esparcido lore.
Y es aquí donde la conversación sobre el juego ha explotado, mientras muchos piensan que es el mejor juego del estudio y con mucha razón, los recién llegados chocan contra un título obtuso que hace poco para explicar 13 años de un gameplay que si bien ha permeado otros géneros, en su estado más puro sigue siendo de nicho.
Los que nunca han jugado un “Souls” podrían considerar a ER como el más accesible de los juegos de From, pero no porque sea fácil, si no por la posibilidad de buscar otros caminos cuando la gran dificultad te abruma. Sin embargo, a pesar de que sigue siendo la misma fórmula ganadora, no hay mejor momento para entrar a este nicho en el que salir avante es la sensación más poderosa que un videojuego te puede hacer sentir hoy en día.