Integrantes del grupo mujeres promotoras del Golfo de Santa Clara “Cuidando al playero rojizo y al pejerrey” compartieron con alumnos de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) de Ensenada, el trabajo que realizan para la conservación de aves playeras y de especies marinas.
Te podría interesar: Mal clima impide pescar en el Golfo de Santa Clara
Adriana Hernández Álvarez, Sori González y Fernanda Rosas, residentes del poblado Golfo de Santa Clara, atendieron la invitación de la institución educativa para dar a conocer las acciones que han venido realizando como promotoras ambientales, específicamente para la preservación del pejerrey y más de 10 especies de aves playeras, entre estas el playero rojizo. Además, aprendieron sobre el trabajo que se lleva a cabo en Ensenada en este mismo ámbito.
Las mujeres del Golfo de Santa Clara hablaron de la estrategia implementada este 2022 para proteger al pejerrey y al playero rojizo, la cual consistió en colocar un cerco para delimitar un área de la orilla de la playa donde desova esta especie y, a la vez, favorecer la alimentación de las aves playeras.
Entre el público asistente a las pláticas de las mujeres del grupo “Cuidando al playero rojizo y al pejerrey”, estuvieron alumnos de comunicación, oceanología y biología, así como de la maestría en manejo de ecosistemas de zonas áridas de las Facultades de Ciencias, de Ciencias Marinas y de Ciencias Administrativas y Sociales.
Las promotoras ambientales expusieron que el desove del pejerrey es un acontecimiento poco común que tiene lugar anualmente en las playas arenosas del Golfo de Santa Clara.
El efecto visual es muy llamativo, por el movimiento frenético de los peces en la orilla y el color plateado que tiñe la playa. Esto atrae a visitantes y pobladores locales, que en años anteriores solían invadir la zona y alteraban el desove de la especie.
RECIBE LAS NOTICIAS DE TRIBUNA DIRECTO EN TU WHATSAPP, SUSCRÍBETE AQUÍ
Para evitarlo, Pronatura Noroeste y el grupo “Cuidando al playero rojizo y al pejerrey” colocaron un cerco temporal de 350 metros de longitud, lo cual permitió a los visitantes disfrutar del singular fenómeno a una distancia adecuada y segura. El cerco permaneció toda la temporada de desove e incubación, incluyendo los días posteriores al frenesí reproductivo del pejerrey, cuando los pececillos recién nacidos salen del huevo y son llevados al mar por el oleaje.
Adriana Hernández consideró que la visita a Ensenada fue muy positiva, ya que se logró un intercambio de experiencias de trabajo a favor del medio ambiente y de las especies marinas y de aves.