Integrantes del grupo Cuidando al Playero Rojizo y al Pejerrey del poblado Golfo de Santa Clara, llevan a cabo acciones de monitoreo de aves y han logrado identificar a diferentes especies que fueron capturadas, marcadas y liberadas en el mismo Golfo y en otros países como Estados Unidos y Perú.
La bióloga Adriana Hernández quien pertenece a dicha agrupación, destacó que el 29 de marzo realizaron el conteo de aves a todo lo largo de la playa, desde la zona conocida como El Borrascoso hasta el Golfo de Santa Clara.
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La ambientalista dijo que para efectuar esta actividad se dio un recorrido en cuatrimoto, manejando con la mayor precaución para no ocasionar daños a la naturaleza y a los seres vivos que habitan la playa.
“A lo largo de todo el camino, buscamos, identificamos, contamos o estimamos a todas las aves presentes, estamos al pendiente de los movimientos que hacen las aves para evitar contarlas más de una vez y las registramos en una libreta. Al final del día hacemos la suma total por especie y así obtenemos una abundancia total”.
Como parte de la investigación que realiza el grupo Cuidando al Playero Rojizo y al Pejerrey para conocer cómo se encuentran las poblaciones tanto del pejerrey como del playero rojizo, se efectuó el monitoreo biológico.
“En el caso de las aves playeras dedicamos tiempo para la búsqueda de aves marcadas en sus patitas que nos permite entender la ruta de viaje que realizan en el continente y también da información sobre su esperanza de vida”.
Agregó: “durante marzo encontramos algunas aves que fueron capturadas, marcadas y liberadas aquí mismo en el Golfo y otras de países como Estados Unidos y otros mucho más lejanos Perú”.
CERCO SUFRE AFECTACIONES
Dentro de las estrategias implementadas por grupos de ambientalistas y sociedad en general, para proteger a estas especies, el pasado 10 de marzo se instaló un cerco temporal en la playa del Golfo de Santa Clara que tiene como objetivo delimitar áreas para impedir el paso de vehículos y personas por encima de las zonas de desove del pez endémico, el pejerrey.
Se indicó que al mismo tiempo estas áreas sirven como lugar de alimentación de las aves playeras como el playero rojizo que llega al Golfo de Santa Clara para consumir algunos de los huevecillos del pejerrey, ya que son ricos en energía, justo lo que las aves necesitan para poder continuar su largo viaje hasta Alaska y Canadá.
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Se informó por parte de los integrantes de “Cuidando al Playero Rojizo y al Pejerrey” que la tarde del 21 de marzo se presentó un viento muy fuerte que combinado con la marea alta provocó que casi el total de los tubos del cerco se doblaran, desenterraran o rompieran, los letreros de aviso fueron arrastrados por la marea y el área delimitada quedó prácticamente al descubierto, por lo que hubo necesidad de reparar el cerco, el cual al día de hoy sigue en pie resguardando a las aves playeras y al pejerrey.