La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es una de las instituciones más emblemáticas de México, encargada de suministrar energía eléctrica a la mayoría de los hogares y empresas del país. Su creación responde a la necesidad de modernizar y centralizar el servicio eléctrico en México, un proceso que comenzó en la primera mitad del siglo XX.
Antes de la creación de la CFE, el servicio eléctrico en México era fragmentado y estaba en manos de varias empresas privadas, muchas de ellas extranjeras. Estas compañías operaban en regiones específicas, y sus tarifas y calidad de servicio variaban considerablemente. La falta de una infraestructura unificada y la dependencia de intereses extranjeros limitaban el desarrollo económico y social del país.
El contexto de la creación de la CFE se sitúa en la administración del presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien asumió el poder en 1934. Cárdenas, conocido por su política de nacionalización y reforma agraria, impulsó la creación de la CFE como parte de su visión de un México más independiente y autosuficiente. Así, el 14 de agosto de 1937, se emitió el decreto que dio vida a la Comisión Federal de Electricidad.
El objetivo principal de la CFE era organizar, controlar y desarrollar de manera centralizada la generación, transmisión y distribución de electricidad en todo el territorio nacional. Con esto, se buscaba garantizar que la energía eléctrica llegara a todos los rincones del país, promoviendo así el desarrollo industrial y mejorando la calidad de vida de los mexicanos.
Desde su creación, la CFE ha desempeñado un papel fundamental en la electrificación de México. Durante los primeros años, la empresa se enfrentó al reto de consolidar y expandir la red eléctrica nacional, unificando el servicio y estableciendo tarifas más accesibles para la población. La nacionalización de la industria eléctrica en 1960, bajo la presidencia de Adolfo López Mateos, consolidó aún más la importancia de la CFE, al colocar bajo su control todas las empresas eléctricas del país.
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Hoy en día, la CFE sigue siendo un pilar de la infraestructura mexicana, adaptándose a los desafíos modernos como la transición hacia energías renovables y la mejora de la eficiencia energética, asegurando que México cuente con un suministro eléctrico confiable y sustentable para el futuro.
