Un día como hoy, 18 de agosto pero de 1868, el astrónomo francés Pierre Jules César Janssen descubrió uno de los elementos químicos indispensables para la ciencia. Se trata del helio, un gas monoatómico que ha traído beneficios al ser humano.
Lo más sorprendente es que la primera muestra de helio en la tierra se obtuvo casi tres décadas más tarde desde su descubrimiento inicial, algo extraño si tenemos en cuenta que este gas incoloro es de los más abundantes en el universo únicamente superado por el hidrógeno.
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Desde el espacio
Janssen observaba un eclipse solar en 1868, cuando se encontró con algo fuera de lo habitual: una línea amarilla en el espectro solar. A su vez, el astrónomo inglés Norman Lockyer estudiaba dicho fenómeno, y determinó que la línea no podía ser atribuida a ningún elemento conocido.
Por este motivo, se señaló que el responsable de la emisión de esa línea era un nuevo elemento proveniente del Sol y se le llamó “Helio” haciendo alusión a Helios, nada menos que personificación del Sol en la mitología griega.
En la actualidad
El helio está presente en nuestras vidas en muchos aspectos. En la medicina, por ejemplo, es utilizado para realizar resonancias magnéticas que hacen posibles llegar a distintos diagnósticos, mientras que el helio en su forma líquida sirve para refrigerar aparatos con propiedades superconductoras.
Pero, seguramente su uso más conocido es para inflar globos, algo que sin duda no puede faltar en una celebración.