Hoy en día, la gastronomía mexicana es una de las más famosas e importantes del mundo, extranjeros de todo el mundo se dan cita en el país, recorriendo cientos de kilómetros con el fin de probar un poco de la riqueza gastronómica que ofrece México.
Lo cierto es que detrás de cada platillo mexicano se esconde una gran historia de trasfondo, la cual, dependiendo de la época en la que se originó, puede ofrecer nuevas perspectivas del contexto en el que se vivía.
Uno de los platillos más famosos en México es el pozole, el cual parece no distinguir en cualquier época del año y siempre será un gran aditamento para una comida familiar, este platillo ha sido preparado por miles de personas y consumido por otras tantas, teniendo más de 20 variaciones adaptadas a los gustos de cualquier mexicano, el pozole es uno de esos tesoros culinarios que tiene nuestro país.
Sin duda degustar un buen pozole es una de las mejores experiencias culinarias que podamos vivir como mexicanos, pero, ¿algún momento te has detenido a pensar de dónde viene este mítico platillo?
Una historia conectada a nuestro pasado
La historia de la creación del pozole parece ser de lo más antigua, pero también de lo más tétrica que podría haber, pues, existen registros de la existencia del pozole incluso desde la época prehispánica, concretamente de parte de la cultura azteca o mexica, sin embargo, existen una perturbadora teoría sobre la receta original de tan tradicional platillo, pues, se dice que la receta original del pozole tenía carne humana.
Si bien actualmente esto suena como una aberración y un delito, lo cierto es que en ese entonces, los rituales con sacrificios humanos eran un elemento común en la cultura y sociedad azteca, por lo que, si bien es perturbador, no resulta tan sorprendente.
Según relatos de Fray Bernardino de Sahagún, un misionero de la conquista española, el platillo que él llamó “Maíz de hombre”, contenía restos de carne humana junto con el maíz que desde siempre ha sido la base de la receta.
Más a detalle se dice que el emperador azteca de ese entonces, Moctezuma, recibía un preparado con el muslo del sacrificado, y el resto del preparado se repartía entre las demás personas.
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Afortunadamente con la hispanización del país la receta del pozole fue cambiada, reemplazando la carne humana con carne de cerdo, pero manteniendo en esencia el caldo y la presencia del maíz.