Soraya Jiménez Mendivil, nacida el 5 de agosto de 1977 en la Ciudad de México, es un nombre que resuena con fuerza en el corazón de los aficionados al deporte mexicano.
Como halterofilista, Soraya escribió su nombre en letras doradas en la historia del deporte nacional al convertirse en la primera mujer mexicana en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, un logro que obtuvo en Sídney 2000.
Desde temprana edad, Soraya mostró un notable talento para el deporte. Inició su carrera deportiva en el bádminton y la natación, pero fue en la halterofilia donde encontró su verdadera pasión y vocación. A pesar de los desafíos y las barreras que enfrentó como mujer en un deporte predominantemente masculino, Soraya demostró una determinación inquebrantable y una voluntad férrea para alcanzar la cima.
El 18 de septiembre de 2000, en el Centro de Convenciones de Sídney, Soraya Jiménez hizo historia al levantar 222.5 kilogramos en total (95 kg en arranque y 127.5 kg en envión), superando a sus competidoras y alzándose con la medalla de oro en la categoría de 58 kilogramos. Este logro no solo marcó un hito en su carrera, sino que también inspiró a una generación de jóvenes mexicanas a perseguir sus sueños en el ámbito deportivo.
Soraya no solo destacó por su talento y fuerza física, sino también por su carácter y perseverancia. A lo largo de su carrera, enfrentó múltiples operaciones y problemas de salud que pusieron a prueba su fortaleza mental y emocional. Sin embargo, su amor por el deporte y su deseo de representar dignamente a México la impulsaron a seguir adelante.
Tras su retiro de la competición, Soraya continuó contribuyendo al deporte mexicano a través de diversas iniciativas y programas de apoyo a jóvenes deportistas. Su legado perdura no solo en los registros de halterofilia, sino también en los corazones de aquellos que la vieron competir y que se inspiraron con su ejemplo de dedicación y esfuerzo.
Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Soraya Jiménez falleció el 28 de marzo de 2013, dejando un vacío irreparable en el deporte mexicano. Sin embargo, su espíritu y sus logros continúan siendo una fuente de inspiración para atletas y aficionados. Recordar a Soraya Jiménez es celebrar la pasión, el sacrificio y el amor por el deporte que definieron su vida y su carrera.