Manchester, Inglaterra.- No fue el mejor Barcelona, pero tampoco fue el mejor Manchester United. Y en esa semejanza, el club español tiene más calidad; de ahí que la combinación entre los delanteros Lionel Messi y Luis Suárez, unida al fallo del rival, fuera suficiente para que los Culés se impusieran 1-0 y tomaran ventaja para el partido de vuelta, en los cuartos de final de la Champions League. El autogol del defensor Luke Shaw, anulado en principio y validado por el VAR, bastó para que el Barcelona consiguiera la primera victoria de su historia en Old Trafford, tras dos derrotas y dos empates.
El partido siguió el curso marcado y remarcado desde la previa, con la posesión del balón a favor del Barcelona, mientras Manchester United, agazapado en su área, firmaba, desde el primer momento, el pacto de no agresión. Atrapado en su propia estrategia, el conjunto dirigido por Ole Gunnar Solskjaer reculó y se dio cuenta de que los volantes Scott McTominay y Fred eran incapaces de frenar el ataque del rival.
Cuando Sergio Busquets recibió el balón en tres cuartos de cancha, se lo cedió a Messi, insólitamente desmarcado. El argentino centró al área, donde Suárez remató en busca de Philippe Coutinho, pero Shaw desvió el esférico al fondo de su propia portería. Algo casi inapreciable a primera vista, por lo que el juez de línea levantó la bandera y anuló el gol.
Entonces aparecieron las burlas de los aficionados del United a los del Barcelona, olvidando, quizá, que ahora hay VAR. En cuestión de segundos, el árbitro dio validez al gol y arruinó las esperanzas de los Red Devils, que pese a su inoperancia en el ataque tuvieron el empate en una jugada muy similar a la que Diogo Dalot no acertó.
Manchester United enseñó sus costuras y Barcelona no quiso o no pudo rasgarlas al tiempo que Gerard Piqué despejaba todos los intentos del rival.
Para el de vuelta, el próximo martes. Solskjaer buscará otro imposible como el que logró ante París Saint Germain.