La historia del beisbol en Hermosillo, sin lugar a dudas, no podría contarse sin el emblemático estadio “Héctor Espino”, pues el “Coloso del Choyal” representa un símbolo de deporte y grandeza en la capital sonorense.
RECIBE NOTICIAS DIARIAS EN TU CELULAR, ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM AQUÍ
El mítico inmueble, que abrió sus puertas en el año 1972, fungió como casa de los Naranjeros de Hermosillo por 41 años, donde llegó albergar 12 de los 16 campeonatos que el club hermosillense ha logrado en la Liga Mexicana del Pacífico, así como ser sede de 6 Series del Caribe y partidos de Grandes Ligas, hasta el año 2013, cuando Naranjeros se mudó al Estadio Sonora.
Con una capacidad de hasta 15 mil espectadores, el Héctor Espino (nombrado así por la leyenda del beisbol mexicano Héctor Espino González), se encuentra ubicada en un sector de la capital del estado con fácil acceso y en una zona urbana que llenaba de folclor las gradas con llenos espectaculares.
No era un secreto que este lugar se había dejado en un estado de cierto abandono, el cual se encuentra, en la actualidad, lejos de sus mejores épocas.
Tras el anunció del secretario de Hacienda estatal, Raúl Navarro Gallegos, sobre compra del estadio por parte del Gobierno de la República por un monto de 511 millones 690 mil pesos, la pregunta es ¿qué pasará con las instalaciones?, esperemos que se utilicen de la mejor manera.
Rumores de demolición, no se han escapado desde hace un tiempo, sin embargo, el legendario escenario, no sólo ha albergado beisbol a lo largo de su historia, sino también fue la casa de Cimarrones de Sonora, equipo profesional de futbol y futbol americano universitario, además de eventos sociales como conciertos.
Sin embargo, el beisbol sonorense y del país siempre tendrán un espacio muy especial en su memoria para la que alguna vez fue uno de los estadios más grandes y modernos, siendo el primero en Latinoamérica que contó con una pantalla gigante, la cual fue instalada en la temporada 1991-92.
Considerado también como “la catedral del beisbol sonorense”, quizá merezca una segunda oportunidad, pero ya dependerá de las autoridades correspondientes sobre su futuro.
