La Revolución Mexicana fue un conflicto armado y social que tuvo lugar en México a principios del siglo XX, específicamente entre 1910 y 1920. Fue un período de intensa agitación política, y de la que existen numerosos archivos históricos, entre ellos metraje de la época.
Es gracias al arduo trabajo y la visión pionera de Salvador Toscano Barragán, quien con su cámara cinematográfica recorrió el país capturando imágenes en ese periodo marcado por la lucha por la justicia social.
Un día como hoy, 22 de marzo pero de 1872, Salvador Toscano nació en en Guadalajara, Jalisco. De acuerdo con Fundación Toscano, en octubre de 1897, Toscano abrió el Cinematógrafo Lumiere en la calle de Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, marcando el inicio de su contribución al mundo del cine en México.
Su encuentro con Georges Melies en París en 1900, marcó un punto de inflexión en su carrera cinematográfica. Melies, un innovador en la manipulación de efectos especiales y la narrativa visual, inspiró a Toscano a explorar nuevas técnicas y enfoques en el cine.
De regreso a México, Toscano se embarcó en una ambiciosa empresa: documentar la Revolución Mexicana, capturando imágenes crudas y emotivas de uno de los momentos más turbulentos de la historia mexicana.
En 1910, durante los primeros días de la Revolución, Toscano filmó escenas que se convertirían en parte integral de su obra maestra: "Revolution".
Este documental, más que una mera colección de imágenes, fue un testimonio visual y emocional de la lucha y el sacrificio del pueblo mexicano. Con una edición meticulosa y una narrativa conmovedora, Toscano logró transmitir la complejidad y la humanidad detrás de los eventos históricos.
Años después, su hija Carmen Toscano compiló las imágenes capturadas por su padre en las "Memorias de un mexicano", una película que no solo honraba el legado de Salvador Toscano, sino que también preservaba la memoria histórica de México para las generaciones futuras.
Además de su trabajo documental, Toscano incursionó en la ficción, produciendo películas como "El tren fantasma" (1917) y "El automóvil gris" (1919), que demostraron su versatilidad y visión como cineasta.
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A pesar de haber fallecido hace más de 70 años, el legado de Salvador Toscano perdura en los avances del cine mexicano gracias a su visión y dedicación, que continúan inspirando a las generaciones venideras de cineastas, quienes buscan seguir sus pasos y honrar su contribución al patrimonio cultural de México.