Estas escribiendo un nuevo libro de tu historia personal en este 2024, vive cada día como si fuera el último. Y que Dios sea tu luz en el camino para disfrutar la belleza de la vida y el amor de los que te rodean. Vive sin miedo a la verdad, que tu palabra sea un tributo a la libertad, que tu amor sea una permanente manifestación de misericordia y tu justicia sea la voluntad de Dios.
Juan el Bautista proclamaba en el desierto, “hagamos penitencia, volvamos al buen camino, pongamos orden en nuestra vida” y esto también aplica para hoy en día, buscar un cambio, actuar y vivir de manera más digna. Procura ser ordenado con tus finanzas, no te vuelvas un comprador compulsivo, ahorra y si puedes invierte en algo, cuida tu salud y trabajo, aprende a disfrutar lo que tienes y no envidies lo que no posees. No dejes que el estrés de la vida consuma tu energía, tu alegría, revisa tu espiritualidad y si te sientes vacío, renuévate y recuerda las palabras de Nuestro Maestro Jesucristo cuando dijo: “Dios revelo las cosas más grandes a la gente sencilla”, y también nos invitó a descubrir la alegría y la belleza en las flores del campo y las aves de cielo.
Es verdad que nuestra voluntad de cambiar y purificar es noble y sincera, pero no basta, cuantas veces nos esforzamos por corregir errores, tratamos de ser responsables, honestos y honrados, buscamos hacer mejor las cosas sin embargo nada nuevo se despierta en nosotros inclusive perdemos la pasión por lo que vivimos, hacemos o amamos. Es ahí donde encontramos una respuesta en las palabras de Juan el Bautista “Yo los bautizo solo con agua, pero alguien más fuerte los bautizara con espíritu y fuego”, es decir, no basta nuestra capacidad, fortaleza o sabiduría, es importante confiar y convertir nuestra existencia a Jesucristo quien es verdad y vida, quien es camino y luz.
El evangelista en la narración del bautismo lanza una imagen bellísima y describe que los cielos se abrieron y se descarga una energía con la voz que dice: “este es mi hijo amado”. Alimentemos la esperanza que con Jesucristo el cielo ha quedado abierto y podemos vivir en la confianza y solidez que en cristo somos y seremos llamados hijos del mismo Dios. Por eso desde esta convicción podemos afrontar la vida no como una historia sucia y derrotada sino como el regalo de la dignidad de hijos de Dios que debemos cuidar con gozo y agradecimiento.
La vida está plagada de momentos de gracia, tú existes como un regalo de Dios y no estás solo, él no te abandonará ni te dejara a tu suerte, él pone a tu vida una gran luz y calor nuevo que arde como una energía desde el amor y la alegría. Algo nuevo comienza en los primeros pasos de este nuevo año y debes sentirte vivo, recobrar los ánimos, levantarte y sanar tus heridas, orar y pedir por los amados ausentes y disfrutar la ternura y compañía del que tienes a tu alrededor.
Dejo como reflexión esta bella frase extraída de una canción: “Felicidad hoy te vengo a encontrar, cuanto tiempo huiste de mí, felicidad no te vuelvo a dejar, no podría vivir ya sin ti. Hoy amanece y el sol tiene un raro esplendor escucho al viento pasar, veo la luna brillar, al mismo cielo miro con otro color nada es nuevo, solo que te conocí”. Víctor Iturbe