La cuesta de enero nos enfrentó a uno de los últimos festejos de la temporada navideña: el día de reyes. Para el centro del país es el día ideal para hacer el regalo a los niños en alusión a una visita de unos reyes que fueron a honrar el nacimiento de un hijo de Dios. Sin embargo, la tradición se ve aderezada por una rosca que trae como premio o bendición la figura de un niño, mismo que al afortunado en salirle debe de pagar los tamales del día de la candelaria o fecha en la que se levanta el tradicional nacimiento. Todo lo anterior, para la economía de las familias representa una erogación, y con la cuesta de enero se pone difícil la economía.
Ante la complejidad económica de la época de enero y la gran cantidad de festejos pasados y presentes nos obligan a buscar opciones para subir la cuesta de enero. No hay que perder de vista que las instituciones, el gobierno y la ciudadanía hemos promovido en demasiado el emprender un negocio como una solución a la problemática económica. Así que las fechas se presentan para que algunos ciudadanos vean la oportunidad de revender algún producto. Así es como llegamos a la guerra de las roscas, una batalla cómica, dramática y real sobre la venta y reventa de roscas de reyes.
Evidentemente que las redes sociales le ponen el tono cómico y divertido a la guerra de las roscas, con una infinidad de memes hacen que tomemos partido por un bando: por un lado, los capitalistas, quienes sostienen que el revender roscas reyes es totalmente legal porque el mercado se regula así mismo, siendo válido el duplicar o triplicar el precio de las roscas; y por otro lado, los socialistas que acusan de acaparamiento y de una actitud moralmente insana el lucrar en exceso. En esa guerra de memes lleva implícita la parte de dramática de una empinada cuesta en la que nos metemos por seguir consumiendo en exceso durante las fiestas decembrinas; sin embargo, también hay que reconocer la realidad imperante de nuestro amado México en la que viven millones de mexicanos, con sueldos muy bajos y sin la oportunidad de tener festejos o motivos por los cuales festejar.
.Así que, ante este entramado social, nos toca reflexionar sobre la necesidad de hacer del emprendimiento una herramienta para el desarrollo y progreso de nuestro país, pero no como la panacea de nuestra problemática social. Debemos de ir por un emprendimiento que nos lleve a la creación de valor en nuestra economía y no a una guerra por reventa de las roscas de reyes.