/ domingo 14 de julio de 2024

DEL SILENCIO A LA REDENCIÓN

Un fenómeno que se vive es la migración y las personas se están aglomerando en las ciudades buscando un futuro o persiguiendo sueños, pero con esto también ha crecido el ruido, el caos y la confusión, nunca como ahora las personas huyen de los pueblos, vacían las aldeas, los ranchos o ejidos para concentrarse en las grandes ciudades, atiborran los supermercados, invaden las playas, carreteras, terrazas, restaurantes. Se diría que los individuos de hoy aborrecen la soledad.

El fenómeno del ruido se agravo por el síndrome de la post-pandemia, culturalmente cambiaron muchas cosas como por ejemplo se aceleró el sistema de convivencia, todo es rápido, breve, los textos breves acabaron con las largas llamadas de conversación, en la generación pos covid, cada vez se ve menos televisión porque se ha vuelto aburrido estar una hora sentado frente al monitor, el llamado tik tok con videos de no más de tres minutos logro capturar horas y horas de uso, los nuevos artistas de la música no son evaluados por el bello timbre de voz o calidad musical, es la imagen excéntrica o exótica lo que influye en las masas.

Después del covid un sector social se volvió de claustro, es decir, se encierra en sus habitaciones conectados solos al monitor del celular o computadora, otro sector evita como sea el encierro y el silencio que contribuye a formar una sociedad meteórica que corre sin detenerse quizá para no encontrarse consigo mismo, una sociedad con múltiples drogadicciones; comida, bebida, psicotrópicos, ludopatía, video juego y pornografía. Como decía Tagore “El ser humano se adentra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio”, el mercado de la moda ha logrado uniformar con el absurdo pensamiento de estar en boga, popularidad o fama. Todos vistiendo la misma marca de diseñador para sentir que son parte de un todo. Pero a la vez desdibujados de una personalidad propia, de un pensamiento o libertad autónoma.

Hoy se han puesto de moda las mascotas ya no solo es el perro o el gato es una amplia gama que va de acuerdo con el estatus económico, muchas de las veces suprimen el deseo de tener hijos o compañía, hoy el hombre es domesticado por el animal que lo gobierna en casa y que le demanda atención, juegos y hasta una seguridad médica.

Es importante volver al silencio de la vida interior, estar con uno mismo, cierto aislamiento es imprescindible para despertar y volver desde el Yo interior a comulgar con el todo. Orar es callar en conexión silenciosa con nuestro cielo interior. Tenemos que volver a la necesidad de regresar al camino del silencio, de la luz y de la paz, caminamos en una sociedad herida y lastimada por la injusticia y la indiferencia de unos a otros, nos estamos acostumbrando a la muerte trágica, peregrinando en la oscuridad y con una vida sin rumbo, sin anhelo. En el absurdo de nuestro vacío existencial estamos cambiando la esperanza por objetos y riquezas materiales, como los antepasados que cambian los tesoros por espejos, es por eso que el misterio de la redención consiste en que Cristo nos Redimió y nos salvó, su Gracia nos dejó y sobre todo nos dio el manual de convivencia, amar al otro como Dios nos ha amado desde el silencio interior.

Un fenómeno que se vive es la migración y las personas se están aglomerando en las ciudades buscando un futuro o persiguiendo sueños, pero con esto también ha crecido el ruido, el caos y la confusión, nunca como ahora las personas huyen de los pueblos, vacían las aldeas, los ranchos o ejidos para concentrarse en las grandes ciudades, atiborran los supermercados, invaden las playas, carreteras, terrazas, restaurantes. Se diría que los individuos de hoy aborrecen la soledad.

El fenómeno del ruido se agravo por el síndrome de la post-pandemia, culturalmente cambiaron muchas cosas como por ejemplo se aceleró el sistema de convivencia, todo es rápido, breve, los textos breves acabaron con las largas llamadas de conversación, en la generación pos covid, cada vez se ve menos televisión porque se ha vuelto aburrido estar una hora sentado frente al monitor, el llamado tik tok con videos de no más de tres minutos logro capturar horas y horas de uso, los nuevos artistas de la música no son evaluados por el bello timbre de voz o calidad musical, es la imagen excéntrica o exótica lo que influye en las masas.

Después del covid un sector social se volvió de claustro, es decir, se encierra en sus habitaciones conectados solos al monitor del celular o computadora, otro sector evita como sea el encierro y el silencio que contribuye a formar una sociedad meteórica que corre sin detenerse quizá para no encontrarse consigo mismo, una sociedad con múltiples drogadicciones; comida, bebida, psicotrópicos, ludopatía, video juego y pornografía. Como decía Tagore “El ser humano se adentra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio”, el mercado de la moda ha logrado uniformar con el absurdo pensamiento de estar en boga, popularidad o fama. Todos vistiendo la misma marca de diseñador para sentir que son parte de un todo. Pero a la vez desdibujados de una personalidad propia, de un pensamiento o libertad autónoma.

Hoy se han puesto de moda las mascotas ya no solo es el perro o el gato es una amplia gama que va de acuerdo con el estatus económico, muchas de las veces suprimen el deseo de tener hijos o compañía, hoy el hombre es domesticado por el animal que lo gobierna en casa y que le demanda atención, juegos y hasta una seguridad médica.

Es importante volver al silencio de la vida interior, estar con uno mismo, cierto aislamiento es imprescindible para despertar y volver desde el Yo interior a comulgar con el todo. Orar es callar en conexión silenciosa con nuestro cielo interior. Tenemos que volver a la necesidad de regresar al camino del silencio, de la luz y de la paz, caminamos en una sociedad herida y lastimada por la injusticia y la indiferencia de unos a otros, nos estamos acostumbrando a la muerte trágica, peregrinando en la oscuridad y con una vida sin rumbo, sin anhelo. En el absurdo de nuestro vacío existencial estamos cambiando la esperanza por objetos y riquezas materiales, como los antepasados que cambian los tesoros por espejos, es por eso que el misterio de la redención consiste en que Cristo nos Redimió y nos salvó, su Gracia nos dejó y sobre todo nos dio el manual de convivencia, amar al otro como Dios nos ha amado desde el silencio interior.