/ martes 12 de marzo de 2024

Consumo y hostigamiento laboral

Indiscutiblemente que el tren de vida cada día va más rápido, hemos perdido la capacidad de contemplar y pensar en lo hermoso de la vida. Todo cambia y evoluciona prontamente, sin darnos el tiempo de análisis y reflexión suficiente para incorporarnos a la nueva era; es decir, vamos desfasados, sin sentido de pertinencia, por lo que es inevitable un encontronazo de ese tren llamado vida con la realidad.

La filosofía basura de la actualidad tiene el tinte del “echaleganismo” como bandera del desarrollo personal. El suponer que la felicidad solo se constituye con el tener lo material nos ha llevado al abismo de sobre explotarnos como fuerza laboral o creativa emprendedora. Pero cuidado, algunos despertarán a un paso del abismo para buscar culpables de lo que está sucediendo.

Cuando estemos a punto de caer, hasta entonces, nos daremos cuenta de que somos de cristal; buscaremos motivos para no sentirnos culpables e irremediablemente voltearemos a nuestro trabajo. Hasta entonces, demasiado tarde, diremos que estamos sufriendo hostigamiento laboral, pero sin recordar que nuestra ambición nos pudo poner en ese incomodo momento.

No dudo, es más afirmo que hay muchos casos de hostigamiento laboral por parte de los patrones o representantes de las empresas, y muchas veces solo con la intención de obtener la renuncia “voluntaria” del trabajador para ahorrarse unos pesos en la indemnización constitucional de tres meses y algunas prestaciones que puedan salvarse en beneficio del trabajador.

Entonces, el cuestionamiento es válido: ¿quién el culpable? La respuesta a la anterior es que es algo que tiene demasiadas causas, pero no debemos de quitar el renglón de que lo que mueve a la economía global es el consumo. Es decir, las propias empresas o patrones tienen la obligación de ser competitivos y de vender más, para satisfacer la demanda del mercado creciente. Como se puede observar estamos en una espiral de un consumo sin freno ni respeto por el ser humano, pero en esto hemos caído por esas ansias de tener. Como argumento a lo anterior, basta con recordar que a nuestros diputados y senadores les tembló la mano con la propuesta de dar más días de descanso a los trabajadores, aplazando la discusión y su aprobación.

Estamos en fechas navideñas, momento exacto para pensar que tanto estamos dispuestos a sacrificar para tener en lo material lo esencial. En la medida que resolvamos esa ecuación podremos frenar el aumento del hostigamiento laboral al tener una fuerza laboral digna y que exige respeto.


Indiscutiblemente que el tren de vida cada día va más rápido, hemos perdido la capacidad de contemplar y pensar en lo hermoso de la vida. Todo cambia y evoluciona prontamente, sin darnos el tiempo de análisis y reflexión suficiente para incorporarnos a la nueva era; es decir, vamos desfasados, sin sentido de pertinencia, por lo que es inevitable un encontronazo de ese tren llamado vida con la realidad.

La filosofía basura de la actualidad tiene el tinte del “echaleganismo” como bandera del desarrollo personal. El suponer que la felicidad solo se constituye con el tener lo material nos ha llevado al abismo de sobre explotarnos como fuerza laboral o creativa emprendedora. Pero cuidado, algunos despertarán a un paso del abismo para buscar culpables de lo que está sucediendo.

Cuando estemos a punto de caer, hasta entonces, nos daremos cuenta de que somos de cristal; buscaremos motivos para no sentirnos culpables e irremediablemente voltearemos a nuestro trabajo. Hasta entonces, demasiado tarde, diremos que estamos sufriendo hostigamiento laboral, pero sin recordar que nuestra ambición nos pudo poner en ese incomodo momento.

No dudo, es más afirmo que hay muchos casos de hostigamiento laboral por parte de los patrones o representantes de las empresas, y muchas veces solo con la intención de obtener la renuncia “voluntaria” del trabajador para ahorrarse unos pesos en la indemnización constitucional de tres meses y algunas prestaciones que puedan salvarse en beneficio del trabajador.

Entonces, el cuestionamiento es válido: ¿quién el culpable? La respuesta a la anterior es que es algo que tiene demasiadas causas, pero no debemos de quitar el renglón de que lo que mueve a la economía global es el consumo. Es decir, las propias empresas o patrones tienen la obligación de ser competitivos y de vender más, para satisfacer la demanda del mercado creciente. Como se puede observar estamos en una espiral de un consumo sin freno ni respeto por el ser humano, pero en esto hemos caído por esas ansias de tener. Como argumento a lo anterior, basta con recordar que a nuestros diputados y senadores les tembló la mano con la propuesta de dar más días de descanso a los trabajadores, aplazando la discusión y su aprobación.

Estamos en fechas navideñas, momento exacto para pensar que tanto estamos dispuestos a sacrificar para tener en lo material lo esencial. En la medida que resolvamos esa ecuación podremos frenar el aumento del hostigamiento laboral al tener una fuerza laboral digna y que exige respeto.