/ martes 15 de octubre de 2024

Ángulo Muerto / "Pueblo fantasma"

Vivir en San Luis Río Colorado, una ciudad tomada por grupos generadores de violencia se ha convertido en un desafío diario para todos.

La realidad de quienes sufren en carne propia este flagelo no se puede negar y es responsabilidad del Estado brindarles apoyo y protección, pues la tragedia no termina con el asesinato de un ser querido, es solo el inicio de un viacrucis en la búsqueda de justicia, el miedo a represalias y tratar de volver a la normalidad.

La normalización de la violencia es una triste realidad que penetra en la vida cotidiana de todos, desafortunadamente la presencia constante de delitos de alto impacto ha llevado a que la violencia sea percibida como algo habitual, generando un ambiente de temor y desconfianza en la comunidad local y entre los paisanos que solían visitar nuestro municipio cada fin de semana lo que ha afectado también la derrama económica.

Estas condiciones han contribuido a que las personas modifiquen sus rutinas y hábitos por miedo a estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, que en San Luis podría ser hasta en la misma iglesia.

La sensación de impunidad impera en nuestro municipio, pues pasamos de “pleito entre bandas” como si eso no se apegara a los cánones de la criminalidad y por lo tanto a recibir el trato que amerita por medio del estado, a balaceras contra ciudadanos supuestamente inocentes y sin lazos con el crimen organizado, es una crisis social insostenible que simbra la estructura de nuestra comunidad.

Hoy en día no solo nos vemos afectados por la violencia y el miedo a ser víctimas colaterales de la misma, también vemos profundas consecuencias en el tejido social y emocional de la comunidad, la de sensibilización y la resignación ante la falta de justicia y rendición de cuentas está generando un deterioro en los valores cívicos, propiciando un entorno en el que la ley del más fuerte prevalece sobre el respeto a los derechos humanos.

Para romper con este ciclo de violencia normalizada el Estado debe de entrar a San Luis con todo su empeño, atizando todas las causas, no solo el ataque frontal cuando la situación violenta ya está activa, si no con la prevención, con la inteligencia, con el trabajo interinstitucional, utilizando todos los recursos necesarios para atacar este problema desde las familias, desde las colonias, normalizando el derecho humano a ser protegidos por el gobierno y dejar de ser solo números fluctuantes en reportes a modo.


Es imperativo que se restaure el tejido social y la confianza en las instituciones públicas, es además urgente que las políticas públicas estén diseñadas de manera integral y de acuerdo con las problemáticas actuales de San Luis, que desde el gobierno local dejen de apostar por acciones superficiales que en nada aportan a construir una mejor sociedad. El abandono en las áreas más sensibles como es la familia, los jóvenes, la salud, el empleo y demás solo contribuyen al desgaste y recrudece las condiciones de por sí adversas.

Como sociedad, los grupos organizados, las mujeres unidas, los jóvenes, los empresarios, todos debemos comprometernos con buscar la manera desde nuestras trincheras para que nuestra comunidad tenga las condiciones necesarias para que sea viable la vida aquí, tenemos un municipio rico en todos los sentidos, es el hombre, su ambición y la falta de un gobierno capaz lo que está deteriorado la calidad de vida de todos.

No debemos de tener miedo a luchar por San Luis, la vida la podemos perder en cualquier lugar en cualquier momento, ya sea la nuestra o de la de nuestros seres queridos, si es verdad que somos más los buenos pues pasemos de la pasividad a la acción, en nuestras colonias detectando y reportando situaciones extrañas, no siendo nosotros parte del problema, educando a nuestros hijos para que no caigan en las garras de las conductas antisociales y también manifestarle al gobierno la inconformidad y exigiendo acciones que de verdad mejoren la situación.

Porque de seguir así, san luis se convertirá en un pueblo fantasma, no solo por los cientos de muertos, si no porque no hay economía que soporte esta situación que ya al día de hoy es como dije, insostenible.