/ miércoles 20 de noviembre de 2024

Amat Cucapah / Joañak Chapey

Visitantes al delta del río Colorado -en diversas épocas- describen la nación Cucapah, su: entorno, organización y costumbres. El primero fue Hernando de Alarcón en 1540, desde entonces algunos dejaron noticia de la étnia.

Particularmente C. G. Johnson (George Alonzo) habla de Cucapahs refiriéndose a sus: aldeas, trabajo, juegos, alimentos y costumbre. Nos dice que: cotidianamente las mujeres usan su tiempo cuidando sus hijos pequeños, preparan comida para ellas y sus hombres guerreros. Ellas son también aficionadas al juego de cartas y ruleta; es frecuente verlas jugando animadas entre los hombres, su parte es apostar fuertemente al lado de su favorito. Tienen muchos juegos: el Piac, Peón blanco, caja de monedas, vereda de lumbre, campo-traviesa, asalto silencioso, hacer seriedad, pie en hormiguero, centro de ataque, viento veloz, etc.

Todos: hombres y mujeres dedicaban horas a pintarse la piel, correspondiendo según ritual a las estaciones; según edad; por duelo de muerte, variación lunar, horas para determinado día festivo. Johnson miró a los hombres como unos atletas y todos sus jóvenes llegaron al estándar de 6 pies de altura. A las mujeres les apreció tendencia a ser corpulentas; Ellas siempre están con sus niños bañándose en el río o en el mar jugando y cantando alegres. Johnson Habla de una observación que resulta muy interesante para comprender actitud y fondo de su valor.

Cuando encuentran de frente mujeres que crían hijos hijos, -cuantas veces sean repetidas las ocasiones al día-, Ellas asumen recogimiento en su cuerpo, presentando perfectamente una singular expresión en el rostro, imagen expresando toda su persona como un: perenne abatimiento, manifestando gran aflicción e intenso anhelo; expresión en la cara que cambian inmediatamente en júbilo, cuando les ofreces o les dan algo de alimento; con el obsequio se alejan agradecidamente y caminando de espalda dan las gracias repetidamente, donde apresuran su paso continuando con el rumor del agradecimiento, girando su cabeza.

Pero; a los pocos minutos, regresan mirando con una actitud mucho más intensa; como si fuera mayor su aflicción e irreparable congoja. Esto tal vez se comprende en las mujeres por ser ellas, las mamás quienes, acarreaban continuamente alimento para sus hijos; en este asunto, los varones siempre estuvieron desentendidos, porque andaban cazando, pescando, acarreando material. Johnson valoró a los nativos Cucapah, como que todo intentan hacer en el trabajo, todos cooperan con su mejor idea, dice que son los únicos que ha visto estar libres de pereza.

Ref. D. Tambo, S.Ogás, F. Mendivil federicoiglesias50@gmail.com

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